Mirando desde el campo



Por Mauricio Vives
Productor agroecológico y miembro de Slow Food
Con 75 años sobre el lomo he sobrevivido a tantas crisis que me resultaría más fácil hacer un recuento de los días vividos en épocas de estabilidad que los vividos en épocas de crisis.
Hurgando en la memoria, puedo remitirme a la década de los años cincuenta del siglo pasado, especialmente a partir de la segunda mitad. Por aquellos tiempos en forma muy acelerada se desmantelaron las industrias textiles, frigoríficas, curtiembres, automovilísticas y otras varias que eran el sustento del país, más todos los servicios conexos a ellas. En pocas palabras se terminó el país de las VACAS GORDAS.
Posteriormente sin disolución de continuidad se produjeron otras, económicas, sanitarias, climáticas y políticas hasta nuestros días. Los daños que éstas produjeron fueron siempre mayores que los inevitables, por la sencilla razón de que NO ESTABAMOS PREPARADOS para enfrentarlas. Y esto a pesar de que todas vinieron con advertencias previas de que iban a suceder. Y esto es lo que nos está pasando ahora -otra vez lo mismo-. 

Por lo tanto debemos concluir que no somos capaces de autoprotegernos, o tal vez -y por esto me inclino- que las crisis son parte de la sociedad capitalista y no hay forma -dentro del mismo- de evitar sus efectos.
Primera conclusión aquello de que "a golpes se aprende" es mentira pero lo que si es cierto es que "el diablo sabe por diablo, pero mas sabe por viejo".

Tres enseñanzas que podemos aprender de la situación actual sumado a lo anteriormente dicho, son a mi entender:

1) En lo Económico: las leyes del Libre Mercado o Libre Albedrío no solucionan los efectos de las crisis, más bien LAS GENERAN.
2) En la Salud: el negocio que genera ganancias no es la SALUD es la ENFERMEDAD.
3) En la Alimentación: el negocio que genera ganancias no es la NUTRICIÓN es el HAMBRE.

Entrando en detallar un poco en estas enseñanzas y comenzando con los aspectos económicos si vemos que de cada una de estas crisis los ricos salen más ricos y los pobres más pobres, no deberíamos esperar que los ricos y poderosos tomen medidas para prevenirlas y evitarlas sino todo lo contrario. Y tampoco ser tan ingenuos de creer que con medidas "alternativas" de economías solidarias y justas -dentro del sistema- vamos a lograr mejorar las cosas. TENEMOS QUE CAMBIAR TODO EL SISTEMA.

En la Salud y en las actuales condiciones socio-ambientales en que vive la mayoría de la población, no es posible tener un Sistema de Salud que en épocas normales atienda todas las necesidades y mucho menos que sea capaz de atenderlas en situaciones de pandemia como la que estamos atravesando. En todo el mundo ciudades de gran concentración de habitantes y mismo en Montevideo con aproximadamente 1.500.000 el Sistema está permanentemente colapsado y si necesitamos de un especialista, una internación o una cirugía debemos ponernos en la lista y esperar -a veces meses- por un turno y esto es así tanto en lo público como en lo privado ¿Cuántos médic@s, enfemer@s, personal de limpieza y servicios, infraestructura e insumos son necesarios para estar "preparados" para una situación de emergencia sanitaria? ¡¡¡¡¡IMPOSIBLE!!!!!

Pongamos otro ejemplo. En Uruguay tenemos plantadas unas 1.500.000 has. de pinos y eucaliptus. Desde el mes de octubre y hasta marzo todos los años tenemos "alerta por alto riesgo de incendios forestales" ¿Si se produjeran estamos preparados para combatirlos? NO, ni aquí, ni en Australia, ni en el Amazonas, ni en ninguna parte del mundo, porque el costo de tenerlos sería tan alto que lo hace inviable. Por eso los devastadores incendios forestales son permanente noticia en todo el planeta.

En lo que respecta a la Alimentación la ley de oferta y demanda actúa de forma muy simple. Si la oferta de alimentos satisface las necesidades o las supera -los precios bajan- si la oferta no satisface la demanda -los precios suben- en otras palabras tiene que haber demanda insatisfecha para que los alimentos tengan mayor precio. A esto debemos agregarle los factores climáticos adversos que son cada vez mas frecuentes y que tienen directa influencia sobre la disponibilidad de alimentos.

Creer que para corregir esto basta con desarrollar sistemas "alternativos" de distribución y comercialización de alimentos, como son los mercados de cercanía o la venta directa, es hacernos trampas al solitario. Si no cambiamos los hábitos de compra y consumo de los alimentos no vamos a cambiar nada. En realidad este tema es muchísimo más complejo de lo que puedo desarrollar aquí, pero lo haremos en otra oportunidad.

A este -ya de por si oscuro panorama- debemos agregarle la peor de las crisis que estamos padeciendo, casi sin darnos cuenta, LA CRISIS AMBIENTAL, el calentamiento global, la contaminación atmosférica y de las cuencas hidrológicas, el deterioro de los ecosistemas terrestres, marítimos y atmosféricos de origen antropogénico ya rebasó los limites de la resiliencia del Planeta y está entrando en una etapa de irreversibilidad.
Esta crisis no es cíclica, como las otras, es permanente y va a determinar no solo las condiciones de nuestra vida, sino la vida misma. La perspectiva de que OTRO MUNDO ES POSIBLE debería ser cambiada urgentemente por la de que ESTE MUNDO NO ES POSIBLE y deberíamos dejar de alentarnos con el SI SE PUEDE y pasarnos al SI NO PODEMOS, FUIMOS.
Para terminar, no creo que el papel que nos toca jugar a los "viejos" sea el de mostrarles el camino a los jóvenes. En todo caso sí acompañarlos en el camino que ellos elijan para mostrarles las piedras en que nosotros tropezamos para que ellos no vuelvan a hacerlo. Ya bastantes "piedras propias" tendrán para tropezar.
FUERTE ABRAZO.
Mauricio