Talleres del gusto en la Escuela pública Sustentable


Por Laura Rosano
Coordinadora nacional de Slow Food Uruguay


La edad escolar es una etapa de aprendizaje de hábitos donde el ser humano se forma para toda la vida, por esto el conocimiento sobre los alimentos es sumamente importante.

Saber qué alimentos nos hacen bien, qué aportan en nuestro organismos, cómo funciona nuestro cuerpo y qué necesita para estar sano y feliz es parte de la educación alimentaria.

El conocimiento de como se plantó, se cuidó, se cosechó y se procesó ese alimento, se trabaja y experimenta durante el año escolar.

El cuidado de la tierra como parte de la vida, la importancia del cuidado del medio ambiente donde vivimos, plantamos y crecemos, los hará conscientes de que son parte de un todo el cual hay que cuidar y trabajar en equipo para lograr el fin común, que es vivir en un planeta limpio y sano.
Para llegar a ser soberanos e independientes, necesitamos conocimientos de la vida diaria, esto es parte del objetivo de crear personas que respeten donde viven, que trabajen en conjunto, que tengan consciencia ecológica, que se sientan orgullosos de su escuela, barrio, país, mundo. Es un objetivo enorme pero alcanzable a través de la educación.
Talleres del gusto es un proyecto educativo que comenzó en el año 2007 con el objetivo de que la educación alimentaria sea parte de la educación curricular en las escuelas del Uruguay. 

Los talleres están orientados hacia al fomento de hábitos alimentarios saludables, el consumo de productos locales, el acercamiento a los ciclos de la naturaleza y el respeto por el medio ambiente, desde la primera infancia como pilar de la educación.

Las herramientas son el huerto y la cocina donde experimentamos y vivenciamos la comida de verdad con sus ciclos de vida y transformaciones.

Trabajamos los ciclos de la naturaleza, los tiempo de cultivo, sus asociaciones y la influencia lunar en ellos, empezamos a mirar el cielo y la noche, para saber si era luna creciente o menguante, para cosechar o plantar. 

Mapeamos el recorrido de los alimentos a través del tiempo y cómo se incorporaron a nuestra cultura alimentaria, cómo nuestro tomate, maíz, morrones y zapallos, tan americanos son parte de la cultura y dieta alimentaria de otros pueblos, y lo mismo con los membrillos, naranjas y trigo que son parte de la nuestra.
Descubrimos algo tan ancestral como la milpa, una costumbre precolombina que lo practicaban los indígenas. Encontramos mucha información de los indígenas de México pero estamos seguros que los nuestros tenían sus milpas también.
Se podría decir que La Milpa es una forma muy antigua de mantener la soberanía alimentaria, porque además de poder preparar muy buenas recetas de olla para el invierno también se obtiene muchas semillas para compartir con la comunidad. 

Nosotros siempre plantamos milpa en la escuela, ademas del zapallo, maíz y poroto le incorporamos el girasol para entretener a las cotorras. Pero este año pasó al revés en vez de comer el girasol, las cotorras comieron el maíz y nos quedaron unas lindas tortas de semilla para guardar en nuestro banco, secar y usar en la receta de pan de zapallo con semillas de girasol, que por cierto queda riquísimo con mermelada de butiá.

El trabajo con la flora nativa se viene realizando desde que se inauguró el nuevo edificio de la escuela rural 294 en Jaureguiberry, en marzo de 2016, comenzamos plantado cada árbol con los niños y docentes, luego trabajamos con ellos desde la observación, cocina y reproducción y cada árbol tiene un niño que es su tutor y los cuida.

Comenzamos un proyecto con los arboles nativos que plantamos en el patio de la escuela, realizando códigos QR que contienen información básica sobre estos árboles, nombre científico, lugar de origen en nuestro territorio, usos gastronómicos o medicinales, época de cosecha o floración, etc.

Ésto nos dio pie para adentrarnos más en nuestro monte, inventamos leyendas sobre nuestros indígenas y los frutos, imaginamos cómo los comían, si los cocinaban, rompimos muchos coquitos de butiá para comer la almendra, vivimos la comida de verdad.

Y este proyecto lo pensamos seguir alimentando, con la fauna que vive en el monte, primero los pájaros que comen sus frutos, que anidan en sus copas que los reproducen, los polinizan, en fin que son parte de la biodiversidad para que el monte siga vivo.


Éste es un resumen de mi trabajo en la Escuela Sustentable, con este plan piloto de educación alimentaria de forma curricular en la escuela pública y rural, mi gran deseo es llegar a más escuelas, que nuestra cultura alimentaria sea parte de la currícula, plantar, cocinar, comer frutos nativos.-